Intentar sacar de su realidad a un enfermo de Alzheimer puede confundirle

Intentar sacar de su realidad a un enfermo de alzhéimer en la fase avanzada de la dolencia, cuando, además de dejar de ser quien era por la pérdida de su memoria, comienza a sufrir limitaciones en el lenguaje o en la conducta, puede producir mucha confusión en el paciente.


En estos estadios de la enfermedad, es más recomendable “seguirles la corriente” de alguna manera, lo que no implica “tratarlos como si fueran bobos, porque no lo son, sino que tienen limitada su capacidad de juicio, e intentar traerlos al recuerdo de una manera indirecta”; es decir, dándoles “pistas” de la realidad para que ellos puedan venir a ella por sí mismos.
La neuróloga María del Carmen Pérez Viéitez ha expuesto estos consejos en la nueva edición del Aula de Pacientes del Hospital de Gran Canaria Doctor Negrín, dedicada esta vez a los “cuidados al cuidador de pacientes con demencias”.
Esta especialista ha recalcado que cuidar a un enfermo de alzhéimer “no es algo que se escoge, sino que se tiene que aprender”, de ahí que haya llamado la atención sobre la importante responsabilidad que se adquiere a la hora de atender los requerimientos de unos pacientes que sufren una enfermedad que “nunca se sabe cuándo va a terminar, ni de qué manera”.
Ser una persona muy tranquila, con capacidad de adaptación a cada etapa de la enfermedad, que es diferente en cada paciente, y de entender que la patología “progresa y que no se pueden hacer nada por evitarlo” son algunos de las características que debe reunir un “cuidador ideal” de un enfermo de alzhéimer.
Pérez Viéitez ha destacado que estos cuidadores suelen sentirse culpables por no considerarse suficientemente capacitados para tratar a estos pacientes y por tener que tomar decisiones difíciles “sin ningún apoyo”, de ahí que haya insistido en la necesidad de saber pedir ayuda y delegar funciones en personas del entorno del enfermo.
Esta neuróloga del centro Doctor Negrín se ha referido a las ayudas y apoyos no farmacológicos que pueden encontrar los cuidadores de pacientes con demencias tanto en los gabinetes psicológicos de las asociaciones de enfermos como en los trabajadores sociales que les asisten en los centros de día, si bien ha subrayado que el médico que lleva al paciente es el que mejor les puede orientar sobre su medicación y sobre las medidas que pueden tomar en el día a día.
Aunque en fases iniciales de la enfermedad es recomendable tratar al paciente con terapias de recuerdo, reafirmación y orientación en el entorno, en su estadio avanzado el cuidador debe ser “muy flexible” con el enfermo, a quien, cuando afirme que su madre, fallecida hace muchos años, ha venido a verle, no se debe decir que ha muerto, porque para él sería como recibir la noticia por primera vez.
En estas situaciones, lo mejor es preguntarle qué tal estaba su progenitora y “seguirle la corriente en todo lo que sea imprescindible” para, posteriormente, “darle la noticia real, por decirlo así, o darle pistas sobre ella, y que él mismo venga a la realidad”, sin necesidad de “traerlo bruscamente”.
La doctora ha informado de que los cuidadores de este tipo de enfermos, que suelen ser aislados, aunque cuenten con apoyos puntuales, suelen sufrir trastornos psicológicos como ansiedad y depresión, otros de tipo alimentario, además de insomnio, agotamiento físico y sobrecarga emocional, ésta última muy relacionada con los trastornos de conducta que puede desarrollar el paciente.
Además, ha destacado que otro de los obstáculos que pueden encontrar estos cuidadores, cuando se trata de los hijos del enfermo, se relaciona con las situaciones en que éstos se revelan cuando sienten que su autonomía se limita, ya que comienzan a depender de sus descendientes. Y a estos les cuesta, a su vez, aceptar que tienen que tomar decisiones por sus ascendentes, lo que genera en ellos sentimientos de culpa y duda.
Para la neuróloga María del Carmen Pérez, el ingreso de estos pacientes en una residencia “no es una decisión médica”, sino que ha de tomarse cuando no se pueda garantizar su adecuado cuidado en su domicilio, que, en principio, es el mejor sitio para tratarlos y donde muchos llegan a pasar todo el proceso de su dolencia, con una buena cobertura social, muchos hijos y disponibilidad de tener cuidadores externos en momentos puntuales, además de la asistencia a centros de día.
En cualquier caso, la especialista ha insistido que en estos casos no se debe hablar de enfermedad, sino de enfermos, porque no hay dos iguales ni existe una línea estándar que se pueda seguir de una manera general para tratarlos.
“Cada caso es un mundo y cuando empiezas nunca sabes ni cómo ni cuándo va a acabar”, ha referido.
-efe-

Relación entre la apnea del sueño y la enfermedad de Alzheimer


Un nuevo estudio que analiza el riesgo de los trastornos respiratorios del sueño (TRS) y los marcadores de la enfermedad de Alzheimer (AD, en sus siglas en inglés) en el líquido cefalorraquídeo (LCR) y por neuroimagen se suma al creciente cuerpo de investigaciones que vinculan a los dos. Este estudio, que se presentará en la Conferencia Internacional de la Sociedad Americana del Tórax de 2013, también plantea la pregunta de si la enfermedad de Alzheimer en sus "fases preclínicas" también conducir a TRS y explicar el aumento de la prevalencia de los trastornos del sueño en el anciano.

"Es realmente una historia del huevo y la gallina", dijo Ricardo S. Osorio, profesor asistente de investigación en la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York, en Estados Unidos, que dirigió el estudio. "Nuestro estudio no determinó la dirección de la causalidad, y, de hecho, no descubrió una asociación significativa entre los dos, hasta que se separaron los datos de los pacientes delgados y obesos".
   
Cuando los investigadores tuvieron en cuenta la masa corporal, encontraron que los pacientes delgados (con un índice de masa corporal <25) con TRS poseían varios biomarcadores específicos y no específicos de riesgo de AD (aumento de P-Tau y T-tau en el LCR, atrofia del hipocampo mediante resonancia magnética estructural e hipometabolismo de glucosa mediante FDG-PET en varias regiones vulnerables de AD). Entre los pacientes obesos (IMC> 25), también se encontró hipometabolismo de glucosa en el lóbulo temporal medial, pero no fue significativo en otras regiones AD vulnerables.
   
Según el doctor Osorio, los precursores bioquímicos de AD están presentes de 15 a 20 años antes de que cualquiera de sus síntomas reconocidos actualmente se hagan evidentes. En su estudio, se analizó a 68 pacientes ancianos cognitivamente normales (una media de edad de 64 a 87 años) que se sometieron a dos noches de vigilancia de trastornos del sueño y se les analizó para determinar al menos un indicador de diagnóstico de la Alzheimer.

Los investigadores observaron P-Tau, T-tau y Abeta42 en el LCR, la FDG-PET (para medir el metabolismo de la glucosa), compuesto de PET Pittsburgh B (PiB) para medir la carga de amiloide y/o MRI estructurales para medir el volumen del hipocampo. La disminución del metabolismo de la glucosa en las regiones AD vulnerables, la disminución del volumen del hipocampo, cambios en la P-Tau, T-tau y Abeta42 y el aumento de la unión del PIB-PET son reconocidos como marcadores de riesgo para la enfermedad de Alzheimer y se ha visto que son anormales en sujetos sanos antes de la aparición de la enfermedad.
   Biomarcadores para el riesgo de AD se encontraron sólo entre los participantes del estudio con TRS, que mostraron una asociación lineal entre la severidad de los niveles de los biomarcadores TRS y LCR P-Tau y entre TRS e hipometabolismo de glucosa utilizando la PET-FDG, en el lóbulo temporal medial, la corteza cingulada posterior / precuneus y una puntuación compuesta de todas las regiones AD vulnerables. Pacientes TRS también mostraron menor hipocampo en comparación con los controles, pero no se encontraron diferencias en las medidas de la carga de amiloide tales como disminución de Abeta42 en LCR o exploraciones positivas PiB.
   
Estos investigadores planean probar su hipótesis de que la fase preclínica de lesión cerebral de AD muy temprana que se asocia con estos biomarcadores pueden dar lugar a TRS. El objetivo del nuevo estudio es determinar la "dirección" de la causalidad entre TRS y la AD preclínica en pacientes de edad avanzada, puesto que cree que la relación entre ambas merece mayor estudio. "La apnea del sueño se dispara en los ancianos y no se le ha prestado la atención que merece por el mundo del sueño o el mundo del Alzheimer", lamentó el doctor Osorio.

-europapress-

La Reina Doña Sofía presidió el I Simposio sobre el Alzheimer


Expertos internacionales ponen de manifiesto los últimos avances para tratar de combatir la enfermedad

«Avances en la investigación sociosanitaria en la enfermedad de Alzheimer», organizado por la Fundación General de la Universidad de Salamanca con la colaboración de la Fundación Reina Sofía y el Centro de Referencia Estatal de Atención a Personas con Enfermedad deAlzheimer y otras Demencias con sede en la capital del Tormes.
Durante el acto, el rector de la Universidad salmantina, Daniel Hernández, ha resaltado la importancia de la investigación «como elemento fundamental para el progreso», al tiempo que elogió el trabajo desarrollado desde la Fundación General para poner en marcha el proyecto «Espacio Transfronterizo sobre el Envejecimiento», «que comparte problemas y busca soluciones», en el que se enmarca el simposio pues ha sido capaz de aglutinar los apoyos para conseguir poner en marcha una importante iniciativa de más de dos millones de euros financiada sustancialmente con fondos europeos. Su captación pone de manifiesto, apuntó, «la excelencia del trabajo que se realiza en la Universidad y la apuesta clara que se hace por transferir a la sociedad todos los conocimientos».
Mientras, la conferencia plenaria del Simposio corrió a cargo del doctor Bruno Dubois, de la Federación de Neurología del Hôpital Pitié Salpêtrière (París, Francia), quien abordó el problema del replanteamiento de la enfermedad de Alzheimer para la evolución «del concepto al diagnóstico». Para Dubois, «el aumento progresivo del conocimiento científico sobre los hechos patógenos y el curso de la EA ha conseguido que nuestra visión de la enfermedad y sus límites definitorios hayan experimentado un significativo avance», informa Ical.
Según ha explicado, la sociedad está evolucionando desde la concepción clásica de que el Alzhéimer sólo puede ser diagnosticado «cuando la enfermedad llegue al umbral de la discapacidad funcional de la demencia» y, de forma definitiva, con la confirmación post mortem a un nuevo concepto y marco de diagnóstico basado en biomarcadores «confiables» característicos de la enfermedad y obtenidos gracias a las imágenes de la estructura cerebral que ofrecen técnicas como la resonancia magnética, la tomografía por emisión de positrones o los análisis del líquido cefalorraquídeo. Esos métodos, avanzó Dubois, permitirán en un futuro el diagnóstico del Alzheimer «con un alto nivel de precisión incluso en la etapa de las primeras manifestaciones clínicas». Esta nueva tendencia en el diagnóstico, verá demostrada su utilidad y conveniencia para el mejor tratamiento del alzhéimer, a juicio del experto, «a medida que las cuestiones para su aplicación se vayan resolviendo y los investigadores empleen estos criterios en los diferentes estudios de investigación y ensayos clínicos».
El Simposio que alberga por vez primera Salamanca aunque con vocación de continuidad», según advirtió el rector, aglutina a varios de los especialistas mundiales en la materia. Así, en la primera de las sesiones, titulada «La enfermedad de Alzheimer desde una mirada actual» e introducida por la directora del Centro de Referencia Estatal de Atención a Personas con Enfermedad de Alzheimer y otras Demencias de Salamanca, María Isabel González Ingelmo, contó con la participación de la doctora Nori Graham, de Alzheimer Disease International, quien resaltó la «estrecha relación» del aumento de la incidencia en demencias con el envejecimiento que está experimentando la población mundial. Durante su intervención en la que abordó la superación del llamado «estigma de la demencia» puso de manifiesto que, a pesar de que en la actualidad hay una mayor conciencia pública, «a menudo la demencia sigue sin ser detectada o diagnosticada y la estigmatización de esta enfermedad es en gran parte la culpable de ello».
Por su parte, los expertos Pablo Martínez Lage, de la Fundación CITA-Alzheimer, y Maria do Rosario Zincke dos Reis, de Alzheimer Portugal (Portugal), repasaron la situación de la demencia en la Penínsulahaciendo hincapié en la importancia del diagnóstico precoz, aspecto que todavía no es una realidad debido, consideraron, a la falta de educación sanitaria de la población para la detección de los primeros síntomas así como, en ocasiones, al «retraso en el contexto de los sistemas sanitarios o a que el concepto de deterioro cognitivo ligero puede desviar la atención del diagnóstico de la demencia en fase leve».
En el mismo acto, el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, ha recordado la «atención preferente» que el Ejecutivo autonómico presta a los Servicios Sociales, hasta el punto de que la Comunidad lidera el desarrollo en esa área en el que la gestión avanzada en la atención a las personas dependientes también ocupa un lugar predominante. En 2012, recordó el presidente durante la inauguración del «I simposio Internacional Avances en la investigación sociosanitaria en la Enfermedad de Alzheimer», Castilla y León destinó 135 millones a la atención de personas con demencias, una cantidad ajustada a un territorio con una estructura demográfica «muy envejecida».
-abc-

La comunicación con el paciente de Alzheimer

Comunicarse con una persona con Alzheimer es un todo un reto. Con el fin de mantenerla en contacto con las personas que le rodean tendrá que motivarle a pesar de que sus capacidades cognitivas estén muy reducidas.

Saber cómo hay que comunicarse es importante. Necesitará utilizar diferentes maneras para hacer que le lleguen los mensajes, porque la persona cada vez será más incapaz de expresar sus ideas en palabras y menos capaz de entender lo que se le está diciendo. El lenguaje verbal deberá ir acompañado de la comunicación no verbal. Teniendo en cuenta que una suave caricia (comunicación dérmica), movimientos corporales, la expresión de la cara… (kinesia) y el tono de su voz (paralenguaje)…etc,  pueden conformar mensajes a los que la persona con Alzheimer puede que responda. Estas estrategias se deberán hacer a lo largo de toda la enfermedad, en todo momento y fase de la misma.
 
Deberemos tener en cuenta los principios generales de la comunicación y poner en prácticas las habilidades y estrategias comunicativas que en parte ya henos vistos cuando hemos tratado de los aspectos generales de la comunicación. La comunicación requiere de mucha paciencia y mucha imaginación. Las siguientes orientaciones pueden resultarle útiles:
 
1. El entorno
La comunicación siempre es más fácil si no están pasando otras cosas al mismo tiempo. Mantenga su domicilio tranquilo y silencioso. Por ejemplo, si la televisión o radio está distrayendo a la persona que padece la Enfermedad, apáguelo.
 
2. Cuando se acerque llama su atención
Acérquese a la persona despacio y de frente, háblele presentándose con su nombre y quién eres (0,46-1,20 metros; si entra en su espació intimo (menos de 46 cm) puede desencadenar una reacción catastróficas. Suavemente, toque su mano o su brazo para llamar su atención. No empiece a hablar hasta que sepa que está preparado para escuchar.
 
3. Contacto ocular
Si es posible, siéntese frente a él, quédese así y mantenga el contacto ocular sonriendo, a la misma altura de su ojo; si mira al paciente desde arriba lo puede asustar y también desencadenar una reacción catastróficas.
 
4. Hable despacio y claro
Utilice palabras sencillas y frases cortas. Hable claramente y despacio. Si la persona tiene problemas auditivos, acérquese y baje el tono de su voz. Y no le hable como si fuera un niño.
 
5. Enviar un solo mensaje
Mantenga una conversación sencilla dependiendo de la fase la enfermedad y de la evolución del lenguaje. No incluya muchos pensamientos e ideas al mismo tiempo. No dé muchas opciones. Las preguntas que se pueden contestar con un “si” o un “no” son mucho más fáciles de contestar que las preguntas abiertas. Repita la pregunta exactamente igual se ha de hacerlo.
 
6. Atento a las reacciones
Las reacciones que tenga a lo que dice pueden darle una idea de lo que entiende. Ponga atención en las expresiones de su cara a la comunicación no verbal.
 
7. Repita la información importante
Si la persona no ha entendido el mensaje en un primer momento, repítalo, utilizando las mismas palabras. No lo interrumpa y dele tiempo para contestar.
 
8. Háblele bien y enséñale objetos
Hable despacio y con un tono de voz adecuado. No grite, y mucho meno le riña. Muéstrele lo que quiere decir con palabras. Por ejemplo, si le va a lavar la cabeza, tenga el champú y la toalla en sus manos mientras se lo explica. Muéstrele objetos con valor sentimental, fotos, libros,..etc.
 
9. Hágale participar de las reuniones familiares
El enfermo tiene que participar de los acontecimientos familiares, en todas las etapas la enfermedad, incluso en estado avanzado se deber reunir alrededor con precaución de no alterarlo.
 
10. La importancia de la comunicación no verbal
Un gesto, una caricia, una sonrisa, un beso, una lagrima, una mirada son elementos cargados de afectos que se convierten en los únicos vínculos comunicacionales afectivos cuando el paciente esté sumido en un mutismo prácticamente absoluto.

Cómo ser feliz en la tercera edad

Un reciente estudio español concluye que uno es más feliz de mayor cuando también lo ha sido de joven.

La felicidad es uno de los grandes objetivos vitales de todas las personas. Según un estudio reciente llevado a cabo por científicos de la Universidad de Granada, publicado en 'Journal of Happiness Studies' Es más probable llegar a ser un anciano feliz si se ha gozado de una vida feliz. Pero, ¿cuáles son las claves para lograr la ansiada felicidad? El artículo explica la importancia de contar con el apoyo de amigos y familiares y de poder disfrutar de las actividades cotidianas.

Feliz de joven, feliz de mayor: Cada vez más científicos estudian qué es la felicidad y qué factores son los que acercan a ella. En fechas recientes, investigadores de la Universidad de Granada entrevistaron a 154 personas de entre 65 y 96 años para saber cuál era su grado de felicidad en la actualidad y cuál había sido en el pasado. Una de las principales conclusiones que obtuvieron es que las personas mayores son más felices cuando lo han sido de jóvenes.

Como explica Débora Godoy, del Grupo de Investigación de Psicología de la Salud y Medicina Conductual de la Universidad de Granada y una de las autoras del estudio, "la felicidad es bastante estable en el tiempo, no es una emoción pasajera que viene y va. Creemos, con los hallazgos previos de otros investigadores, que las personas que han sido felices a lo largo de su vida han ido construyendo recursos para ser feliz". Así, cuando son mayores, pueden beneficiarse de esa magnífica inversión que han hecho a lo largo de su vida.

Gozar de familia y amigos, no sufrir depresión y poder realizar las tareas cotidianas son factores que acercan a la felicidad

Aunque, por otro lado, las personas mayores que participaron en la investigación señalaron que eran menos felices en el presente que en el pasado. "De todos modos, los mayores del estudio son bastante felices en la actualidad, pues obtienen una puntuación de 6,6 sobre 10", añade Godoy. Una calificación que, como comenta esta científica, es similar a la que dan las personas de la tercera edad de otros países europeos en estudios parecidos. Por otro lado, según los resultados del sondeo, "muy poca gente señala que es infeliz (puntuaciones por debajo de cinco puntos) o muy feliz (por encima de ocho puntos)".

Factores para ser feliz en la tercera edad: En la encuesta, se incluían personas que vivían en sus hogares y en residencias. A pesar de que estas últimas se declaraban igual de felices que las personas que estaban en sus casas, había diferencias en aspectos relacionados con la calidad de vida. Quienes vivían en residencias eran más dependientes, no podían realizar tantas actividades relacionadas con el ocio y sentían menos el apoyo de sus familiares.
Aparte de haber gozado de una vida feliz, los mayores que se declaraban más felices coincidían en que gozaban de una red familiar que los apoyaba, no sufrían depresión y podían hacer sus tareas cotidianas con normalidad. Y es que los factores que acercan a estas personas a este estado de bienestar son, como señala Godoy, que "tengan un buen balance afectivo (más emociones positivas que negativas), que se sientan satisfechas en general con su vida, que se sientan capaces de realizar sus tareas cotidianas y que tengan amigos y familiares con quienes compartir las cosas buenas de la vida".
También es de gran ayuda gozar de buena salud o, por lo menos, de una salud medianamente buena. "Aunque es importante decir que la mayoría de las personas con enfermedades crónicas o incluso graves son también felices o incluso muy felices", apunta la investigadora. Y asegura, además, que la situación económica, aunque es importante para la felicidad, "lo es mucho menos de lo que mucha gente piensa".
Y si, llegados a cierta edad, no se ha alcanzado un nivel satisfactorio, no hay que caer en la desesperanza. "A los autores de este estudio, lo que más nos interesa resaltar es que la felicidad es modificable. Cada uno puede construir su estado de ánimo. Las personas podemos hacer mucho por sentirnos satisfechos", insiste la experta.

Felicidad, la importancia de pasarlo bien: El ocio es uno de los factores que parece tener un peso importante en la felicidad de las personas mayores. Entretenerse en compañía de otras personas proporciona emociones positivas.
No obstante, este ocio puede ser de cualquier tipo, incluso electrónico, es decir, el que se lleva a cabo con ordenadores, teléfonos móviles, tabletas, etc. Según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Carolina del Norte (EE.UU.), publicado en 'Computers in Human Behavior', las personas de la tercera edad que practican ocio electrónico son más felices que las que no lo hacen. Y, además, corren menos riesgo de sufrir una depresión.

-consumer-

Nueva hipótesis sobre el origen del Alzheimer


Sería a causa de la interacción de dos proteínas que regulan la división celular. Podría ser la puerta de entrada a nuevos tratamientos. Por el momento se desconoce el origen de la enfermedad
Uno de los grandes misterios que aún no ha podido develar la medicina es la causa del Mal de Alzheimer. Las investigaciones suelen asociar la enfermedad a la aparición de placas seniles y ovillos neurofibrilares, mientras que los tratamientos actuales ofrecen moderados beneficios sintomáticos, pero no hay tratamiento que retarde o detenga el progreso de la enfermedad. Ahora científicos alemanes presentaron una nueva hipótesis, que de confirmarse podría revolucionar la atención de esta enfermedad que afecta a la tercera edad.
Un equipo médico de la Universidad del Ruhr en Bochum, integrado por Thorsten Müller, Katrin Marcus y Helmut E. Meyer; descubrió que el origen de la enfermedad podría estar asociada a la interacción de las proteínas FE65 y BLM, que regulan la división celular.
En el modelo de cultivo celular, descubrieron estructuras esféricas en el núcleo que contenían FE65 y BLM. La interacción de las proteínas generaba una señal incorrecta para la división celular. Esto podría explicar la degeneración y la muerte de células nerviosas en los pacientes con Mal de Alzheimer.
La proteína precursora de amiloide (APP por sus siglas en inglés) es fundamental para la Enfermedad de Alzheimer. La APP fija la proteína FE65 a la membrana, que fue el objetivo del estudio actual.
En los pacientes con Mal de Alzheimer, la proteína APP, una compañera de interacción de la FE65, cambia. La interacción de las dos moléculas es importante para el transporte de FE65 hacia el núcleo, donde ésta regula la división celular en combinación con la BLM. El equipo de Müller supone que la interacción alterada entre la APP y la FE65 envía incorrectamente la señal de dividirse a las células. Como las células nerviosas normalmente no pueden dividirse, entonces sufren cambios nocivos y mueren.
-diariohoy-

El síndrome del cuidador, la otra cara amarga del Alzheimer


Sienten el afecto de su familia, pero no la reconocen; son felices, pero muchas veces lo ignoran; no recuerdan nada de lo que fueron y, si lo saben, lo olvidan en seguida. Guardan vida en sus ojos, pero no saben cuál fue la suya. El Alzheimer es una enfermedad cruel que emborrona el cerebro del enfermo y golpea el corazón de la familia. Los que mejor lo saben son quienes tienen un familiar perdido en la desmemoria: esos que están ausentes, aunque estén vivos y no reconozcan nada ni a nadie. Son los mismos que sufren en silencio, muchas veces sin saberlo, el síndrome del cuidador: una enfermedad tan real como el propio Alzheimer.

Dicen los médicos que atienden a quienes pierden la memoria que estos enfermos han de tener siempre afecto a su alrededor, tienen que saber que aquellos a los que tienen cerca son de verdad su familia y les quieren. Los cuidadores, personas de carne y hueso, de la noche a la mañana deben formarse al más alto nivel de asistencia social, psicológica y asistencial, con la carga emocional añadida de que el enfermo sea su padre, su madre o algún familiar cercano al que quieren. “Esta enfermedad es un reto al amor: duele proporcionalmente al amor que sientes hacia esa persona”. Manuel Sarasa, catedrático de la Universidad de Zaragoza, es el neurobiólogo y embriólogo que ha conseguido la primera vacuna europea contra el Alzheimer. En una entrevista con El Confidencial, asumía que la enfermedad no tiene ni tendrá cura.

En España, casi la mitad de los cuidadores de pacientes con demencia, en su mayoría familiares directos, dedican entre diez y catorce horas al día a los cuidados. Se sienten obligados por el amor que les une; por la escasez de recursos y por la falta de ayudas públicas que harían más fácil llevar esta enfermedad neurodegenerativa.

Nadie duda de que el precio del Alzheimer es demasiado alto. Sobre todo emocionalmente, porque eres testigo de cómo alguien a quien quieres se desintegra; por la soledad y la rutina, tus máximas compañeras; porque no sabes nada de los servicios disponibles y tienes que poner soluciones. La ansiedad y la depresión suelen ser los próximos en llegar. Entre los principales motivos por los que los familiares solicitan ayuda profesional es por alteraciones cognitivas (92% de los casos); trastornos de conducta (73%) y dificultades en la realización de las actividades de la vida diaria (71%). Son los datos extraídos de las encuestas realizadas por la FundaciónAlzheimer España como parte del estudio La enfermedad de Alzheimer en la vida real, una encuesta elaborada por Alzheimer Europa en cinco países europeos, en colaboración con Lundbeck.

Según la misma encuesta, los cuidadores españoles son los más insatisfechos con la información recibida (2,7 puntos sobre una escala de 5) y el 78% hubiera deseado obtener mayor información sobre los servicios disponibles. Para Jorge Matías-Guiu, jefe del servicio de Neurología del Hospital Clínico San Carlos, la información es la razón de ser de las unidades específicas de esta enfermedad. “Es la parte del tratamiento que debe ir administrándose a medida que la patología evoluciona”.

Familiares acompañados de soledad 

El experto reconoce que la insatisfacción de muchos familiares se produce porque se sienten solos ante la enfermedad y porque no obtienen del sistema sanitario lo que necesitan. “El síndrome del cuidador es mayor en los cuidadores informales (familiares) que en los formales (profesionales). Es lo que se llama el segundo enfermo del Alzheimer”, reconoce el doctor.

Más que una situación relacionada, el especialista habla de una enfermedad más, con una causa específica (el hecho de ser cuidador) y con una clínica específica, que debe ser prevenida y tratada, “y cuando se diagnostica un paciente de Alzheimer debe realizarse ya la prevención del cuidador si es informal”.

Para potenciar el sacrificio de los familiares de un enfermo de Alzheimer, el laboratorio farmacéutico Lundbeck España ha organizado el segundo concurso de cortometrajes SNCfilm, dedicado en esta ocasión a reconocer y concienciar acerca de la exigente labor que supone el cuidado de los enfermos de Alzheimer por parte de los cuidadores no profesionales. La joven valenciana Ana Lorenz ganó el primer premio gracias a Algo queda, un cortometraje en el que cuenta la dedicación y el sacrificio desinteresado de una hija hacia su madre, la cual “casi” no reconoce a la que fue su pequeña. Ana se ganó el cariño del jurado porque consiguió transmitir cómo en el Alzheimer, aunque sea poco, algo queda. Siempre.

-elconfidencial-

Prevenir el Alzheimer desde el útero materno


DIETAS QUE DAÑAN EL CEREBRO DEL BEBÉ

La moda de hacer régimen durante el embarazo favorece la aparición en el hijo de depresión, estrés y problemas de memoria.

La dieta de la madre puede tener graves consecuencias en la salud de su hijo. Un régimen alimentario estricto que busque mantener la figura a base única y exclusivamente de productos tales como pollo a la plancha, leche desnatada y frutos secos favorecerá la futura aparición en la criatura de complicaciones tan serias comodepresión, estrés, trastornos de la memoria e incluso alzhéimer. El tipo de grasas que se consumen durante el tercer mes de embarazo resulta determinante para la salud cerebral de una persona, según afirma el neuropsiquiatra vasco Javier Aizpiri.


«Como se suponía que en una cultura como la nuestra todo el mundo comía bastante bien, los ginecólogos no preguntaban a las gestantes sobre su alimentación. Pero en las últimas décadas se ha ido hacia una cultura de la privación, cuyas consecuencias se dejarán notar en un futuro próximo», vaticina el especialista, director médico del Instituto Burmuin de cuidado del cerebro. Las mujeres -«los hombres también», matiza el experto- han eliminado el consumo de todo tipo de grasa de su dieta.

Lo peor es haberlas erradicado del desayuno, porque luego, después de esa primera ingesta diaria, han de enfrentarse «sin la energía necesaria» a largas jornadas de trabajo, a las que a menudo sigue el «tremendo desgaste» de las tareas domésticas. Esa decisión supone suprimir de la dieta el 70% de los aportes que necesita el cerebro para su buen funcionamiento y que son grasas que están presentes solo en la comida. El cuerpo es incapaz de producirlas.

Pescado azul
Son los ácidos grasos poliinsaturados, los famosos Omega 3 y otros menos conocidos como los Omega 6 y Omega 9 que, según «infinidad de investigaciones», desempeñan un «papel fundamental» en el buen funcionamiento del sistema nervioso. El cerebro necesita estar bien engrasado para razonar, coordinar la actividad corporal, estructurar el lenguaje y regular el tiempo de sueño y la vigilia, entre otras funciones básicas. «Más de un 60% de su composición es grasa», que se ha de obtener, según destaca Aizpiri, no sólo del pescado azul, sino de otros productos, como lapas, mejillones, berberechos, caracoles, nueces, avellanas y aceite de oliva. El pescado azul que más fama lleva es el bonito, pero sus nutrientes también se hallan en las sardinas, anchoas, verdel, salmón y chicharro.

«Una mujer activa, sin un aporte nutricional suficiente, vivirá su embarazo con mayores dolores, depresión, irritabilidad, cansancio y cuando llegue la hora del parto, en malas condiciones y agotada», resume el neuropsiquiatra. El feto también pagará las consecuencias de su mala dieta. En ese tercer trimestre, más que nunca, necesita ácidos esenciales para nutrir su cerebro en formación y prevenir la aparición en el futuro de «depresiónestrés postraumáticoalzheimeralteraciones de la memoria y deterioro cognitivo», entre otros males.

El consumo excesivo de grasas -especialmente las procedentes de la carne roja- favorece la aparición de colesterol y de enfermedades cardiovasculares, pero se necesitan para vivir. «Son como el aceite de un coche. Si te quedas corto lo quemas y si te pasas, lo ahogas», concluye Aizpiri.
FERMÍN APEZTEGUIA / BILBAO

-abc-

Estado emocional y duelo en cuidadores

En los últimos 20 años, se ha constatado reiteradamente que los cuidadores de personas con demencia sufren, por el hecho de serlo, problemas de salud y malestar emocional, claramente superiores a los de la población en general. 

Los cuidadores presentan elevados niveles de ansiedad y de depresión, y con mucha frecuencia consumen psicofármacos, en ocasiones “auto-medicados”, para poder afrontar la difícil situación que les ha tocado vivir. De hecho, mientras se ejerce el cuidado, las tareas y rutinas diarias se organizan en función de las demandas del enfermo, dejando el cuidador con frecuencia de lado sus propias necesidades y labores, lo que suele afectar también de manera negativa a su vida social, laboral, relaciones familiares, y un largo etcétera. Estas tareas de cuidado ocupan y preocupan, si no todo, al menos sí una buena parte del día del cuidador.

Pero, ¿qué sucede con estos cuidadores tras el fallecimiento del enfermo al que atienden? ¿Cómo se encuentran cuando cesa esa importante fuente de estrés que es el cuidado? ¿A qué problemas se enfrentan entonces?

Curiosamente este tipo de cuestiones han venido suscitando poco interés entre los investigadores que se ocupan de los cuidadores, de modo que hoy en día disponemos tan sólo de un puñado de estudios que han analizado la evolución de los cuidadores tras el fallecimiento de su familiar, realizados en todo caso en países anglosajones.

De manera general, estos estudios toman como punto de partida dos puntos de vista alternativos: el primero, haciendo hincapié en el estrés experimentado por los cuidadores y en las dificultades e incluso lagunas que todo el proceso ha ido generando en sus vidas, considera que lo que cabe esperar son grandes dificultades de adaptación, o lo que es lo mismo, un desgaste progresivo que proseguirá, o incluso se agravará, tras el fallecimiento del ser querido; el otro, en cambio, enfatiza el alivio del estrés, esto es, el hecho de que el cuidador se ve entonces libre de muchas de las tareas, problemas y dificultades, que han sido una constante en su vida durante los últimos años, estando, por tanto, en disposición de recuperar, o iniciar, actividades y rutinas ajenas al cuidado y la enfermedad, lo que mejorará su estado emocional y su calidad de vida.

Si bien las conclusiones se ven muy limitadas por la escasez de datos, la revisión de estos estudios pone de manifiesto algunos resultados claros. En primer lugar, y como no podría ser de otro modo, los cuidadores de pacientes con demencia sufren un fuerte impacto emocional tras el fallecimiento del enfermo. A partir de ahí, nos encontramos con distintas evoluciones. Para algunos, de hecho para la mayoría, el cese de las demandas constantes y de las tareas de cuidado parecen suponer, tras el esperable periodo de duelo, un considerable alivio físico y psicológico (con una consiguiente recuperación del bienestar). Se puede decir por tanto, que la respuesta mayoritaria es la del alivio, lo que no significa que no se experimente dolor por la pérdida del ser querido. Sin embargo, hay otros (una minoría, eso sí) para los que el impacto emocional continúa e incluso se intensifica tras el fallecimiento (inclusive después del esperable período de duelo), pudiendo llegar a desarrollar lo que se denomina “duelo complicado”.

En su conjunto, los datos parecen, por tanto, apoyar la hipótesis del alivio del estrés. No obstante, hay que tener en cuenta que este alivio y mejoría se hallan vinculados a un conjunto de factores entre los que destacan el nivel de preparación por parte del cuidador para afrontar la muerte del familiar, el tipo de afrontamiento utilizado (por ej., acudir a la religión), el apoyo social recibido antes y después del fallecimiento, el nivel de sobrecarga y la presencia de sintomatología depresiva y ansiosa durante la etapa de cuidados.

En cualquier caso es importante recalcar que aunque buena parte de los excuidadores parecen no verse afectados a nivel emocional tras la muerte del familiar con demencia, hay otros que sí lo están y que pueden requerir de ayuda profesional para superar la pérdida de su ser querido y readaptarse a la vida sin cuidados. A algunos cuidadores, especialmente cuando se trata de los cónyuges, el hecho de cuidar a su ser querido les proporciona una oportunidad de crecimiento personal y una sensación de dar sentido a su vida, y su fallecimiento va a suponer una pérdida significativa de su rol y sentido de su vida. Por ello es importante, ya durante la fase de cuidados, trabajar con los cuidadores enseñándoles, por un lado, estrategias que no sólo les faciliten sus tareas, sino que también les permitan vivir la experiencia de cuidado con un mayor sentido de bienestar emocional y físico y que les ayuden a cuidar y mantener su identidad personal; y por otro lado, fomentando el proceso de preparación para la inminente pérdida del ser querido.

Igualmente, se ha de identificar a aquellos cuidadores que presentan una mayor sintomatología depresiva y/o ansiosa antes del fallecimiento del familiar, de modo que se pueda promover un apoyo psicosocial efectivo con el fin de que ayudarles a manejar los cambios y emociones que se van a producir tras el fallecimiento de la persona a la que atienden; y una vez producido el fallecimiento (si se presentasen complicaciones), se deben llevar a cabo intervenciones orientadas a brindar apoyo en el proceso de duelo y así facilitar la adaptación a la nueva situación.

-revista Ansiedad y Estrés-




Cuidando al cuidador

El cuidado de un familiar que depende de nuestra ayuda para satisfacer sus necesidades puede ser una experiencia conmovedora y satisfactoria.
Puede hacer que en las numerosas tareas que implica descubramos en nosotros mismos cualidades, aptitudes o talentos que de otra forma habrían pasado desapercibidas. Asimismo, puede estrechar la relación con la persona que cuidamos o con otros familiares y conseguir que descubramos en ellos facetas interesantes que hasta entonces habían permanecido ocultas para nosotros. Una gran parte de los cuidadores, pese a posibles sinsabores, descubre la íntima satisfacción de ser útiles a sus familiares más próximos.
La vida de aquellas personas que atienden a una persona mayor dependiente puede verse afectada de muchas maneras. Es frecuente que experimenten cambios en las relaciones familiares, el trabajo y su situación económica, su tiempo libre, su salud o su estado de ánimo. El carácter de estas transformaciones también puede ser positivo, aunque se tienda a considerar sus consecuencias como exclusivamente negativas. Estas suelen ser:
  • Cambios en las relaciones familiares (asumir nuevos roles, conflictos...)
  • Cambios en el trabajo y en la situación económica (absentismo, aumento de los gastos...)
  • Cambios en el tiempo libre (disminución del tiempo dedicado al ocio, la familia, los amigos...)
  • Cambios en el estado de salud (fatiga,...)
  • Cambios en el estado de ánimo (sentimientos de tristeza, de irritabilidad, de preocupación, de culpa...)
Se considera que en las personas que cuidan a un familiar o allegado con dependencia puede desarrollarse a causa de la sobrecarga el llamado síndrome del cuidador, provocado por la dificultad que comporta para el cuidador el cambio radical de su modo de vida y el desgaste que provoca ver cómo un ser querido va perdiendo progresivamente sus facultades físicas y mentales conforme avanza el curso de la enfermedad.
Cuidar a alguien acarrea una gran carga física y psíquica; se adquieren responsabilidades con respecto a la vida del enfermo: medicación, higiene, cuidados, alimentación, etc. El cuidador va perdiendo paulatinamente su independencia, porque el enfermo cada vez es más dependiente. Se desatiende a sí mismo: no dedica el tiempo libre necesario para su ocio, abandona sus aficiones, no sale con sus amistades, etc.
Los síntomas y problemas que pueden presentar los cuidadores son:
  • A nivel físico: cansancio crónico, cefaleas, dolores articulares, problemas digestivos.
  • A nivel psíquico: depresión, trastornos del sueño, ansiedad, irritabilidad.
  • A nivel social: pérdida del tiempo libre, soledad, aislamiento.
Se puede sospechar que existe ya sobrecarga en el cuidador de una persona dependiente cuando aparezcan las siguientes situaciones:
  • Problemas de sueño (despertar de madrugada, dificultad para conciliar el sueño, demasiado sueño,...).
  • Pérdida de energía, fatiga crónica, sensación de cansancio continuo, etc.
  • Aislamiento.
  • Consumo excesivo de bebidas con cafeína, alcohol o tabaco, así como abuso de pastillas para dormir u otros medicamentos.
  • Problemas físicos: palpitaciones, temblor de manos, molestias digestivas, etc.
  • Problemas de memoria y dificultad para concentrarse.
  • Menor interés por actividades y personas que anteriormente eran objeto de interés.
  • Aumento o disminución del apetito.
  • Enfadarse fácilmente.
  • Dar demasiada importancia a pequeños detalles.
  • Cambios frecuentes de humor o del estado de ánimo.
  • Propensión a sufrir accidentes.
  • Dificultad para superar sentimientos de depresión o nerviosismo.
  • Tratar a otras personas de la familia de forma menos considerada que habitualmente.
Para tratar esta sobrecarga y sobre todo para prevenirla es importante que el cuidador tenga en cuenta los siguientes consejos:
  • En primer lugar, hacer una reflexión y darse cuenta de que se tiene derecho a llevar una vida propia.
  • Es importante delegar algunas de las responsabilidades en los miembros que componen el entorno social (familiares, amigos, vecinos, etc.).
  • Conviene informarse sobre las ayudas sociales públicas a las que se puede tener acceso.
  • Resulta fundamental comunicar al resto de la familia los sentimientos y los temores para hacerles partícipes del problema, y evitar sentirse culpable cuando se dedica tiempo a sí mismo.
  • No aislarse. Se debe mantener contacto con amigos o vecinos y participar en reuniones sociales.
  • Contactar con personas que estén en la misma condición. El cuidador necesita tener amigos y también nuevos amigos que pueden estar viviendo una situación similar.
  • Mantener actividades que siempre le hayan divertido: leer, coser, maquetismo, pasear, etc.
  • Hacer ejercicio con regularidad.
  • Procurar buscar personas, cosas, situaciones y actividades que le satisfagan.
  • Dejar un tiempo semanal para uno mismo, desconectar periódicamente de las obligaciones.
  • Buscar a un familiar o vecino que cuide del enfermo unas horas a la semana para que pueda salir y relajarse.
  • Hacer todo lo que se pueda para conservar la propia salud. Se deberá acudir al médico periódicamente. Si el cuidador se enferma la situación puede empeorar.
  • Descansar cada día lo suficiente. Aprovechar los periodos en que el enfermo descanse y, si es posible, organizar turnos por la noche.
  • Aprender a decir “NO” ante peticiones no razonables y “ESPERA” ante solicitudes no urgentes si se está ocupado con otra actividad. Conviene fomentar la autonomía.
  • Informarse sobre la enfermedad y la dependencia del familiar. Esto permite saber qué se puede esperar con el tiempo y organizar los cuidados a largo plazo, planificar el futuro.
  • Crear alternativas y “planes B” por si no se puede dar los cuidados por cualquier circunstancia imprevista.
  • Buscar información sobre las técnicas necesarias para un mejor cuidado: higiene, movilización, alimentación, etc. Conviene consultar al equipo médico sin miedo, pues son profesionales que pueden informar y asesorar.
  • Transmitir armonía e intentar sonreír para relajar el ambiente. El enfermo vivirá mejor con alegría a su alrededor.
-mafre-

Descubren que un tipo de vitamina mejora la memoria y la capacidad de concentración

Un estudio experimental realizado con ratas de laboratorio ha demostrado que el consumo de colina, un nutriente perteneciente al grupo de las vitaminas B presente en alimentos como los huevos, el hígado de pollo y ternera, la soja y el germen de trigo, permite mejorar la memoria a largo plazo y la capacidad de atención.  

Este trabajo, realizado por científicos de las universidades de Granada, Simón Bolívar de Venezuela y Nueva York (Reino Unido), ha revelado que la colina está implicada directamente en los procesos de atención y memoria, y permite modularlos.


En concreto, los investigadores comprobaron los efectos de la suplementación dietaria con colina en ratas, en dos experimentos que pretendían analizar la influencia del consumo de esta vitamina en los procesos de memoria y de atención durante la gestación y en la edad adulta.
En el primero de ellos, los científicos administraron colina a ratas durante el último tercio de la gestación, con el objetivo de evaluar el efecto de la colina prenatal en la memoria de sus descendientes. Para ello, tres grupos gestantes fueron alimentados con una dieta rica, estándar o deficiente en colina. Posteriormente, cuando los descendientes alcanzaron la edad adulta, se seleccionó una muestra formada por 30 ratas, de las que 10 eran hijas de madres que habían sido suplementadas con colina, 10 habían sido deficitarias en esta vitamina y las otras 10 con dieta estándar, que actuó como grupo control. Con esta muestra de descendientes adultos se llevó a cabo un experimento para medir su memoria de reconocimiento, en el que comprobaron que, cuando se les mostraba un objeto, transcurridas 24 horas todas las crías (suplementadas o no con colina) lo recordaban y les resultaba familiar.
Sin embargo, a las 48 horas, las ratas que habían consumido colina prenatalmente reconocían mejor el objeto que las estándar, mientras que las deficitarias eran incapaces de reconocerlo. Los científicos concluyeron así que el consumo de colina durante la etapa prenatal mejora la memoria a largo plazo de los descendientes en su edad adulta. En el segundo experimento, los investigadores midieron los cambios de atención que se producían en las ratas adultas que fueron suplementadas durante 12 semanas con colina, frente a aquellas que no ingirieron esta vitamina. Descubrieron así que las ratas que habían tomado colina mantenían mejor la atención que las demás cuando se les presentaba un estímulo familiar.
Por último, el grupo control, alimentado con la dieta estándar, mostró el normal retraso en aprendizaje cuando este estímulo familiar adquiría un nuevo significado. Sin embargo, las ratas suplementadas no mostraron una reducción en  atención al estímulo familiar, aprendiendo rápidamente el nuevo significado.
-famma.org-

Tratamiento experimental Gammagard contra Alzheimer es ineficaz.


La compañía farmacéutica estadounidense Baxter International anunció el martes el fracaso de su tratamiento experimental Gammagard para frenar la disminución de las capacidades mentales de las personas que padecen el mal de Alzheimer.
“El ensayo clínico (fase 3) no ha logrado su objetivo principal”, dijo en un comunicado Ludwig Hanston, director del departamento de biociencias del laboratorio.
“Sin embargo, proseguimos con el análisis de datos procedentes de ciertos subgrupos” para los cuales este tratamiento podría ser beneficioso, agregó.
Algunos de los participantes con una forma moderada de la enfermedad y quienes tienen una mutación genética que aumenta el riesgo de Alzheimer, que tomaron la dosis más alta, parecen mostrar efectos positivos, pero su número es muy reducido para que los resultados sean concluyentes.
El estudio clínico se llevó a cabo durante 18 meses en 390 pacientes afectados de una forma temprana y moderada de la enfermedad de Alzheimer.
Gammagard, el tratamiento a base de inmunoglobulina -anticuerpos naturales extraídos de la sangre de los donantes- ha hecho poca o ninguna diferencia en el tratamiento en comparación con quienes habían tomado un placebo.
Según los investigadores, estos anticuerpos están dirigidos a las placas de beta-amiloide, una proteína que afecta la memoria y las habilidades de pensamiento y cuya acumulación en el cerebro se vincula con enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Gammagard había despertado expectativa en 2012, cuando investigadores a cargo del ensayo clínico anunciaron en una conferencia médica en julio que se había estabilizado el tratamiento del Alzheimer durante tres años en cuatro pacientes tratados con la dosis más alta de este medicamento.
Las personas con la enfermedad de Alzheimer por lo general mueren unos ocho años después del diagnóstico.
La enfermedad de Alzheimer es incurable y afecta a unos 36 millones de personas en todo el mundo, en su mayoría (90%) mayores de 65 años.
Gammagard ya está en el mercado para el tratamiento de ciertos trastornos de la sangre, y estas aplicaciones no se ven afectadas por los resultados del ensayo clínico de la enfermedad de Alzheimer.
-red21- 

Las redes sociales, nueva ayuda para el Alzheimer y para el Parkinson

Cada vez hay más grupos que brindan contención virtual para enfermos y sus familiares. En casa, estresados por intentar que el paciente reciba el mejor tratamiento o con dudas sobre un diagnóstico, la ansiedad disminuye a través de un post o un correo electrónico: 

Las redes sociales se volvieron una herramienta muy útil para acompañar al que cuida a un enfermo de Alzheimer o Parkinson. Cuidadores que, usando la computadora, obtienen información de grupos en Facebook o Twitter para atender al enfermo o para disminuir su estrés.

Sara Sidoti es una abuela de 79 años que responde mails, publica información en Facebook y responde dudas sobre el Parkinson a través de la Asociación Civil Enfermedad de Parkinson (ACEPAR). Su esposo tenía Parkinson y, aunque falleció hace seis años, ella continuó aportando su experiencia: en la página se encuentran datos sobre nuevas investigaciones, las virtudes de la música en los pacientes con Parkinson o consejos para la independencia, como amarrarse los zapatos o comer solos.
El bajo costo de las redes sociales ayuda a que la información fluya de forma más sencilla que organizar un congreso. Sara asegura que no hay respuesta única para el correo o el mensaje privado por Facebook porque "cada paciente que nos escribe, cada familiar para nosotros es un mundo". Sara también recurre al skype para responder a las personas que le piden ayuda desde Argentina y otros países.
Los familiares usan las redes sociales para encontrar apoyo porque están agotados por el desgaste y el cansancio. "Preguntan para saber qué pueden hacer cuando se enojan con el paciente y después se arrepienten", dice Sara. Los mismos pacientes recién diagnosticados con Parkinson se acercan a la página con consultas o, a veces, "para saber si están bien medicados. Te preguntan por síntomas y después te explican que están muy angustiados y que no tienen con quien hablar"
El fenómeno es global, tanto que ya se empieza a hablar de un nuevo perfil al que llaman "e-cuidador". Laura Siri, profesora de la Universidad de Buenos Aires y experta en tecnologías de la información y uso de redes sociales, explica qué ocurre con estos grupos: "No es que Internet haya producido un tipo de interacciones que no existían, sino que ejemplifica tendencias que siempre hubo, como juntarse con gente que tiene los mismos problemas o darse soporte moral en la situación que sea".
Así, las personas que están en contacto con algún enfermo con Parkinson o Alzheimer usan las redes sociales para reducir el aislamiento y dejan ser simples lectores para interactuar con los contenidos a través de blogs, foros, chats o grupos en redes. Sin embargo, señala Siri, si bien las redes son una forma más de comunicación que permiten tener acceso a la información, "sería preferible que no fueran la única forma de acceder a ellas y que no reemplacen el ver a un médico".
Ana María Baldoni, presidenta de la Asociación Lucha contra el Alzheimer, hojeaba una revista cuando encontró la historia de Rita Hayworth y se dio cuenta que esa artista de cine que presentaba los mismos síntomas de su esposo que enfermó de Alzheimer. Cuando descubrieron los primeros síntomas, los médicos le dijeron "que fuera a mi casa, que tuviera paciencia, que no había cura en ningún lugar del mundo". En aquel momento escribió una carta pidiéndole información a la fundación de la hija de esta actriz de cine y recibió la respuesta por correo con características de la enfermedad y técnicas de cuidado.
De su experiencia personal fundó la Asociación A.L.M.A. Esta organización, con 25 años de historia, al inicio comenzó con una simple máquina de escribir en la que traducían el material internacional que recibían y lo compartían en cartas que enviaban por correo tradicional. Un par de décadas más tarde, ahora A.L.M.A. recibe mails y mensajes por Facebook. Si bien la organización tiene 22 grupos en distintas provincias, utilizan las ventajas de la tecnología para apoyar a los pacientes y familiares. Enrique Scapoli, quien tiene un familiar con Alzheimer y administra el grupo " Alzheimer San Isidro", explica que "las personas que miran el grupo de Facebook generalmente tienen algún familiar con esta enfermedad, pero el perfil es tan amplio como el día a día de la propia enfermedad. Algunas personas buscan información y otros buscan contención, un espacio para ellos mismos como para compartir ese momento".
.-clarin-



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